miércoles, 3 de diciembre de 2014

Dimites tú, dimito yo. La corrupción marca tendencia en el tramo final del gobierno de Rajoy

Lluís Arienzo (@Lluis_Arienzo)
Celia Galeano (@Gipicelius)
 
La noticia de la semana pasada, sin duda alguna, fue la dimisión de Ana Mato al frente del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales el día 26 de noviembre.  A través de un escueto comunicado de prensa que podéis leer AQUÍ, la ya ex ministra dejaba su cargo a disposición del Gobierno para no dañar la imagen del mismo, y reitera que no está imputada, sino que se comunica una resolución por su situación civil con su ya exmarido Jesús Sepúlveda (involucrado en la Trama Gürtel), y dicha resolución la hace partícipe a título lucrativo de todas las ganancias y viajes realizados por la pareja con el dinero proveniente de la trama corrupta.

Y por si las casualidades no fueran caprichosas, el mismo día que se conocía la dimisión de Mato, el presidente del Gobierno defendía en el Congreso de los Diputados una serie de medidas anticorrupción tras salir a la luz otra ‘perla’ en forma de caso de corrupción como lo es la Operación Púnica, o los viajes particulares pagados por el Senado a José Antonio Monago.

La guinda del pastel en esta dimisión fue la nefasta gestión de la crisis del ébola bajo su mandato, por la cual el sector médico y los partidos de la oposición exigieron en su momento su cese, y no leer comunicados con gesto cansado, mirada esquiva y voz titubeante. Las riendas de la emergencia sanitaria las tomó la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dando las explicaciones que eran pertinentes.

Este mismo martes se ha conocido el nombre de su sucesor en la cartera de Sanidad para lo que queda legislatura. Alfonso Alonso, hasta ahora portavoz del PP en el Congreso, será quien suceda a Mato en el año restante de mandato. 

 

Sin salir de la órbita del PP ni de la corrupción, un dueto que seguro seguirá sacando temas de tanto éxito como Luis, se fuerte o el finiquito en diferido en forma de simulación, llega otro viejo zorro de la política cuyas gafas de sol son ya tan conocidas como las de Risto Mejide. Sí, hablamos de Carlos Fabra. El expresidente de Castellón ha ingresando el martes 2 de diciembre en la prisión de Aranjuez (Madrid) tras agotar todos los recursos y alegaciones posibles por las acusaciones que se le atribuían: fraude fiscal de casi 700 mil euros, y por cobrar dinero a la empresa Naranjax para beneficiarla en la comercialización de productos fitosanitarios (plaguicidas, entre otros).



Y disculpen si esta semana rehuimos hablar de los grandes pilares (tediosos) de la actualidad política nacional (cuáles sino Podemos y Cataluña, con Ñ), pero curioso breve el que nos encontramos con el ministro de Exteriores en su visita a Cuba. Raúl Castro, dirigente de la isla, dejó plantado en Cuba al ministro de Exteriores español en visita oficial. Quien sí le recibió fue el número dos del régimen castrista, Miguel Díaz Canel, aunque sin apenas eco mediático en los medios cubanos.

En el panorama internacional, concretamente en el de nuestros vecinos del Pirineo, la política no está muy animada aunque algún viejo guerrero del Elíseo francés ha vuelto, y parece que con ganas de volver de donde se marchó. Nicolás Sarkozy ha ganado las primarias de su partido, la UMP de centro-derecha, con el respaldo del 64’5% de los afiliados del mismo. Dato poco significativo si tenemos en cuenta que su rival a batir no se encuentra en el clásico enemigo socialista, sino alguien de otra tendencia (también de derecha) mucho más extrema como es el partido liderado por Marine Le-Pen, el Frente Nacional. Y todo ello si logra encabezar las listas para las elecciones presidenciales, así que las viejas glorias como Sarkozy aún deben seguir subiendo escalones como el resto de los mortales.

Esta semana en el programa, estas noticias y más. ¡Volvemos a las ondas!